La Persona
- José David Grimaldi Villagrán
- 21 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Ya habíamos explicado la primera visión que los antiguos romanos tuvieron del mundo. Uno compuesto por personas y cosas. Y aunque parece una visión simple, realmente es sumamente adelantada para la época. Pues persona es un concepto complejo que va a trascender al ser humano. Pues no olvidemos que el concepto persona va a estar íntimamente relacionada con el concepto derecho.
Por eso, aunque en un principio el concepto persona se aplica a los seres humanos, muy pronto pasa a aplicarse a entidades incorpóreas, que no tienen propiamente una manifestación material. Los romanos aprendieron rápidamente que algo se podría hacer más fácilmente si se realizaba en forma colectiva.
De allí su éxito en el aspecto militar, donde se dieron cuenta que dejando de lado los ímpetu individuales podrían lograr más si trabajaban unidos y así aparece la idea de la tortuga como figura de combate.
Los romanos van extrayendo del mundo viviente las analogías para construir su mundo jurídico. Así si un ser humano – persona – nace de una mujer y un hombre, pues fácilmente puede existir una persona de origen mental donde muchos hombres y mujeres pueden dar a luz a una entidad colectiva, de tipo incorpóreo. Ellos le llamaron a estas entidades corporaciones (que tienen cuerpo) aunque no tenían una manifestación material propiamente dicha, pues resultan ser un producto mental.

Estas entidades se van a llamar de diversa forma, entre otras, el municipium, el collegium, y la universitas, por medio de las cuales se va a utilizar del esfuerzo colectivo para gobernar y administrar un territorio, para proteger los intereses religiosos de un grupo o asociación de personas o para proporcionar algún tipo de protección para personas dedicadas al oficio del saber. Aunque también el término universitas se utilizaba como sinónimo de todas estas entidades incorpóreas.
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